Ángel Di María, el ilusionista que hace soñar a Rosario Central
A veces parece un ilusionista que enseña el truco por un lado y hace magia por otro. Otras, un director de orquesta que marca el compás del juego. O un torero, que saca a pasear a la bestia y, en...
A veces parece un ilusionista que enseña el truco por un lado y hace magia por otro. Otras, un director de orquesta que marca el compás del juego. O un torero, que saca a pasear a la bestia y, en el momento preciso, le clava el sablazo. Ángel Di María volvió a Rosario para cumplir un sueño y ahora hace soñar a todo Central.
Después de algunos partidos de lógica adaptación, Di María asumió el protagonismo absoluto. En la victoria 2-1 ante River en un Gigante de Arroyito rebosante, volvió a ser la figura del partido. En el marco de un gran rendimiento colectivo, fue el encargado de manejar los ataques de Central y con una gambeta endiablada, pases punzantes y centros venenosos, encabezó una nueva victoria.
Tres días después de haber vencido a Racing por la Copa Argentina, River volvió al mismo escenario, pero no al mismo lugar. La cancha de Central se transforma en un animal distinto con la investidura de la euforia local. Desde la salida misma de los equipos el público marcó presencia y su incidencia se hizo sentir a lo largo del partido. Di María fue el receptor de la primera gran ovación de la noche, que agradeció con los brazos en alto. Noventa minutos de juego más tarde, volvió a saludar a la tribuna, esta vez con la satisfacción de un nuevo logro.
El gol de tiro libre que le dio la victoria 1-0 en el clásico ante Newell’s fue el bálsamo que necesitaba para asumir el protagonismo absoluto. Hasta allí venía acompañando a un equipo al que le costaba reencontrarse con el funcionamiento del primer semestre. La actuación determinante que tuvo en la noche del domingo está en línea con los partidos que jugó ante Boca (gol olímpico incluido), Talleres (asistencia) y Gimnasia (gol y asistencia).
View this post on InstagramA post shared by Ángel Di María (@angeldimariajm)
Ante River, la injerencia de Di María fue secundaria en los goles, pero preponderante en el dominio de Central durante todo el partido. Envió los dos centros que, de una u otra forma, terminaron en los goles de Ibarra y Malcorra, es cierto. Pero fue en sus pasajes con la pelota dominada bajo la suela donde mostró su clase.
En este tramo del certamen, Di María se vio favorecido por un cambio posicional. Dejó la banda derecha que tanto rédito le dio en la selección y todos los clubes por los que pasó para jugar en una posición más centralizada, detrás del 9 (un Alejo Véliz intratable), entre los extremos Duarte (a la derecha) y Campaz (a la izquierda). Esto le da más panorama y le permite además asociarse con Ignacio Malcorra, que también se benefició de un enroque: dejó el puesto que hoy ocupa Di María y pasó a jugar más cerca de Franco Ibarra, el volante central y otra de las figuras cada fecha. Así, cumple una función múltiple de rueda de auxilio defensiva, salida desde el fondo y elaboración de juego en los últimos metros.
“Va exigiendo a todos los rivales en todas las posiciones. Vamos tratando de ir buscando los lugares donde puede tener mejor funcionamiento y el equipo se fue sintiendo más cómodo y con mayor fluidez de juego”, explicó el entrenador de Central Ariel Holan en conferencia. “La idea fue que él pudiese sentirse cómodo adentro de la cancha, y también se sintieran cómodos sus compañeros. Lleva un tiempo para los compañeros adaptarse a un jugador como él. Facilita todo. Esa fluidez que va encontrando en la cancha es fruto de una conversación permanente que tengo con él y sus compañeros. Las decisiones las tomamos en conjunto con el grupo, no las tomo yo de manera aislada. Es la primera vez que hago algo así en mi equipo”.
View this post on InstagramA post shared by Ángel Di María (@angeldimariajm)
A Di María se lo nota cómodo en esa función: “Estoy contento. Encontré esa posición. Nacho empezó a jugar un poco más atrás y con Franco en el medio nos dan juego a todo el equipo y nos hacen participar mucho del juego. Lo importante es seguir de esta manera.”
Como ocurrió unas fechas atrás con su amigo Paredes, Di María volvió a encontrarse con ex compañeros de la selección campeona del mundo en Qatar: Marcos Acuña, Gonzalo Montiel y Franco Armani, además de Lucas Martínez Quarta, compañero en dos Copas América. “Me puso muy contento volver a ver al Huevo, Chino, Montiel, Franco. Algunos siguen en la selección y me pone contento por ellos”, dijo. Después, agradeció en su cuenta de Instagram por el esfuerzo del plantel: “Que feliz me hace formar parte de este grupo de jugadores. Con estos guerreros hasta el final del mundo. Muchas gracias como siempre a toda la gente. Explotado otra vez el gigante”.
Después de igualar seis de sus primeros ocho partidos, Central finalmente pudo hilvanar dos victorias consecutivas. En varios de esos empates, como ante Godoy Cruz, Riestra o Talleres, el triunfo se le escapó tras estar al frente y desperdiciar numerosas oportunidades de cerrar el partido. Ante River, estuvo cerca de volver a padecer el mismo estigma en un desenlace infartante.
Al margen de los resultados, Rosario Central ha evidenciado ser en un equipo de identidad reconocible. Propone un juego ofensivo con cinco hombres volcados al ataque, sostiene una presión asfixiante y un ritmo vertical que exige al máximo a cada rival. Su intensidad se potencia en el Gigante, donde el empuje del público lo vuelve casi imbatible. Pero la ambición no descuida el equilibrio. Con la defensa menos vencida del torneo —solo igualada por Vélez—, mantiene la solidez de la base campeona de 2023 y el impulso de haber sido el conjunto que más puntos sumó en el primer semestre. En ese contexto, la incidencia de Di María resulta decisiva: atraviesa un momento sublime, juega los 90 minutos con una vigencia admirable y se erige en el faro de un equipo que combina convicción, despliegue y talento.
Los tres puntos le permitieron alejarse en la cima de la tabla anual, vital para el objetivo de clasificarse a la Copa Libertadores. Con 45 minutos pendientes por jugar ante Sarmiento (0-0), aventaja por tres puntos a Boca y cuatro a River. Además, se acomodó en la zona B, donde se mantiene como único invicto.
“Vamos paso a paso. Estamos tranquilos, todos los partidos son difíciles. Volví para esto, para enfrentarme a equipos como River y Boca. Estoy muy feliz de cómo se están dando las cosas”, resumió Ángel. Todavía tiene trucos en la galera.