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Baños de bosque: La técnica japonesa combate la ansiedad y baja el estrés

En la década de 1980, Japón creó una práctica revolucionaria que hoy conquista el mundo: el shinrin-yoku o baño de bosque. Esta técnica, que significa “absorber la atmósfera del bosque”,...

En la década de 1980, Japón creó una práctica revolucionaria que hoy conquista el mundo: el shinrin-yoku o baño de bosque. Esta técnica, que significa “absorber la atmósfera del bosque”, se presenta como un antídoto contra el estrés urbano y una forma de reconectar con la naturaleza para mejorar nuestra salud física y mental.

La práctica ha trascendido las fronteras niponas y encuentra cada vez más adeptos en Occidente, donde los profesionales de la salud comienzan a reconocer sus múltiples beneficios. Los baños de bosque son una práctica validada internacionalmente que consiste en caminar despacio y en silencio por un bosque, prestando atención a los aromas, texturas, sonidos, colores y sensaciones.

Como dice la ingeniera forestal Ana Lupi del INTA – Instituto de Suelos, CIRN, que es guía certificada en baños de bosque y coach ontológico: “No se trata de hacer ejercicio, sino de estar presentes, abrir los sentidos, dejarse abrazar por el bosque”. Argentina, con sus 47,9 millones de hectáreas de bosques nativos distribuidos en siete regiones forestales, posee un escenario privilegiado para implementar esta forma de ecoterapia que combina prácticas legendarias con evidencia científica contemporánea.

Más que una simple caminata

“El baño de bosque es una práctica de bienestar basada en la conexión con la naturaleza”, explica Lupi. La especialista enfatiza que esta actividad difiere sustancialmente de una excursión tradicional: “No es una caminata en el bosque porque sí, sino que el andar es parte de la práctica como así también estar sentado contemplando. El foco es estar en la naturaleza”.

A diferencia de un paseo, el baño de bosque requiere de una actitud contemplativa y mindfulness. La práctica busca que los participantes desaceleren de forma consciente, se sumerjan en el presente y activen sus sentidos para generar una conexión profunda con el entorno natural.

Según Lupi, la versatilidad de la práctica permite adaptarla a diferentes entornos. La actividad no se limita exclusivamente a los bosques, sino que puede realizarse en diversos espacios naturales. Como señala la experta, puede desarrollarse “en la montaña, en la orilla de una playa, en un paisaje cultural, un bosque urbano o el mismo jardín”.

Según la Asociación Forestal Argentina (AFoA), la práctica regular del shinrin-yoku o baño de bosque ayuda a fortalecer el sistema inmune, disminuir la ansiedad y la depresión, bajar el estrés y la presión arterial, mejorar el sueño, la autoestima y el humor, además de fomentar la cohesión social y el bienestar general. Todo esto no requiere grandes hazañas ni esfuerzos extraordinarios, sino simplemente la disposición a conectar conscientemente con el entorno natural.

La ciencia detrás del bienestar natural

Lo que inicialmente parecía una práctica espiritual ahora cuenta con respaldo científico sólido. Las neurociencias y la medicina preventiva lo respaldan con evidencia concreta. Las investigaciones modernas han logrado explicar los mecanismos biológicos que subyacen a la sensación de bienestar que experimentamos en contacto con la naturaleza. “Cuando uno dice ‘me encanta mirar el mar, me tranquiliza’ o ‘el silencio me transporta’ eso es el bienestar percibido que, en realidad, tiene un trasfondo biológico”, aclara Ana Lupi.

Las investigaciones del Barcelona Institute for Global Health muestran que niños expuestos a espacios verdes presentan menor estrés medido por niveles de cortisol. En Escocia, se observó que los adultos que viven cerca de zonas arboladas reportan mejor estado de ánimo, más sueño reparador y menos ansiedad. Estos hallazgos validan los efectos terapéuticos que los investigadores han documentado durante décadas.

Los estudios liderados por el doctor japonés Yoshifumi Miyazaki, un reconocido médico que realizó los primeros experimentos de este tema en el mundo y que ha publicado varios libros sobre baños de bosque, prueban que caminar apenas quince minutos en un bosque reduce el cortisol, baja la presión arterial y eleva el ánimo. Los colores verde y azul característicos de los entornos naturales tienen efectos neuronales específicos. Estos tonos cromáticos desencadenan respuestas fisiológicas medibles que se traducen en beneficios concretos para la salud. “Todas las gamas del verde y de los azules tienen un alcance a nivel neuronal que se transforma en reducción del cortisol” explica la especialista.

La reducción del estrés constituye apenas el punto de partida de una cascada de beneficios fisiológicos. Lupi describe cómo “ya el caminar y el estar tranquilo disminuye el estrés. La práctica regular de esta actividad impacta en la presión sanguínea, en el colesterol, en la relajación muscular. La clave es la reducción del cortisol que provoca todo lo demás”.

Los bosques ofrecen beneficios adicionales a través de compuestos químicos específicos. Algunas especies arbóreas, como los eucaliptos, liberan sustancias que, al ser inhaladas, fortalecen el sistema inmune. “Hay bosques que tienen especies cuyas hojas liberan unas moléculas volátiles, que se llaman terpenos. Cuando uno las inhala obtiene un efecto positivo sobre el sistema inmune”, detalla la ingeniera forestal.

El contacto físico directo con la naturaleza también aporta beneficios únicos. “El hecho de tocar la tierra implica estar en contacto con microorganismos que hacen bien y que fortalecen el sistema inmune. Estar en la naturaleza nos fortalece frente a otras enfermedades”.

Prescripción médica verde para una salud

La práctica ha ganado tal reconocimiento científico que muchos países ya integran los baños de bosque a sus sistemas de salud pública, con médicos que los recetan de manera formal como parte de un enfoque preventivo y humanizado. Ana Lupi confirma esta tendencia global: “En algunos países, los médicos prescriben los baños de bosque. Es una práctica instalada en Japón y en Europa”. Esta integración de la ecoterapia en los sistemas de salud representa un cambio paradigmático hacia enfoques más holísticos del bienestar.

Los beneficios para la salud mental resultan particularmente significativos. La práctica regular genera efectos medibles en el estado emocional y cognitivo de los participantes. “Si uno practicara con regularidad los baños de bosque podría alcanzar grandes beneficios para la salud mental: más tranquilidad, más creatividad, más empatía y menos emociones negativas”, enumera la especialista.

La dosificación recomendada para obtener resultados óptimos ha sido establecida a través de investigaciones específicas. “Se ha estudiado y recomendado que para tener un buen efecto lo ideal es una dosis semanal de dos horas de baño de bosque”, indica Lupi. Esta prescripción específica permite una implementación sistemática de la práctica como parte de rutinas de autocuidado.

Metodología y experiencia práctica

La estructura de una sesión de baño de bosque sigue una metodología específica que maximiza los beneficios terapéuticos. “En el baño de bosques se pasa por una etapa de desconexión primero, se trabaja con todos los sentidos”, describe Ana Lupi. Esta fase inicial resulta crucial para que los participantes abandonen gradualmente las preocupaciones externas y se centren en la experiencia presente.

El desarrollo de la actividad combina momentos de exploración sensorial con espacios de reflexión personal. “Durante el transcurso de la actividad, se puede mirar el entorno, tal vez escribir, armar un objeto con algo que la naturaleza haya descartado. Hay momentos para estar uno solo y después compartir”, explica la experta.

La práctica puede iniciarse con actividades de menor complejidad que faciliten la adaptación gradual. “El desafío puede empezar con actividades de conexión con la naturaleza. Una de estas es la huerta terapéutica con distintas formas y aromas para sentir la tierra. Activa completamente al sistema sensorial”, sugiere Lupi. Estas experiencias preparatorias resultan especialmente útiles para personas con poca experiencia en prácticas contemplativas.

Adaptación urbana y accesibilidad

La implementación de baños de bosque en entornos urbanos presenta desafíos específicos que requieren adaptaciones creativas. “Cuánto más natural sea el escenario, mejor. La gente de la ciudad necesita ir a lugares abiertos”, advierte Ana Lupi. La especialista reconoce la importancia de los espacios verdes urbanos como alternativas accesibles para la población metropolitana.

El proyecto Urban Mind del King’s College London demostró que incluso el canto de aves o la presencia de árboles en ciudades genera un efecto restaurador inmediato. Este hallazgo resulta especialmente relevante para poblaciones urbanas que no pueden acceder regularmente a bosques naturales, validando que los beneficios del contacto con la naturaleza se extienden también a los espacios verdes metropolitanos.

Los bosques urbanos adquieren una relevancia especial en este contexto. “Son estructuras clave en la ciudad”, enfatiza Lupi. Estos espacios representan oportunidades valiosas para que los habitantes urbanos accedan a experiencias de conexión con la naturaleza sin necesidad de desplazamientos prolongados.

La planificación urbana moderna incorpora criterios de proximidad a espacios verdes como requisito para el bienestar poblacional. “Hoy se recomienda que las viviendas no estén a más de 300 metros de un parque”, señala la especialista.

La tendencia hacia una mayor integración de espacios naturales en el diseño urbano responde a una necesidad humana fundamental. Como reflexiona Lupi: “Todo tiende a que tengamos más contacto con la naturaleza porque en realidad somos así: el hombre primitivo vivía todo el tiempo a la intemperie”. Esta perspectiva subraya la importancia de reconectar con nuestro entorno natural como parte esencial del bienestar humano.

El shinrin-yoku o baños de bosque, desarrollado hace cuatro décadas y ahora validado por la ciencia moderna, ofrece una respuesta simple pero poderosa a los desafíos de la vida contemporánea: volver a la naturaleza no como visitantes ocasionales, sino como parte integral de nuestro cuidado personal y colectivo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-jardin/banos-de-bosque-la-tecnica-japonesa-combate-la-ansiedad-y-baja-el-estres-nid24092025/

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