Descubren en una ciudad sumergida un circuito de termas romanas que permanecen intactas desde el siglo II d.C.
En el golfo de Nápoles, Italia, se encuentra hundida la ciudad de Baia, que debido a los sucesivos terremotos de entre los siglos XVI y XVIII provocaron la desaparición paulatina de sus vestigios...
En el golfo de Nápoles, Italia, se encuentra hundida la ciudad de Baia, que debido a los sucesivos terremotos de entre los siglos XVI y XVIII provocaron la desaparición paulatina de sus vestigios. Lejos de lo que los arqueólogos creían sobre este yacimiento, en una reciente expedición descubrieron los restos de las míticas Termas de Cicerón, que durante el Imperio Romano tuvieron un rol preponderante en la vida social y política.
Este hallazgo podría determinarse como uno de los más importantes en lo que va del año para el área arqueológica que comprende a la región. Esta noticia relevante llegó luego de una segunda que descolocó a los historiadores, tras conocerse que en Pompeya varios de los habitantes que sufrieron la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d.C, retornaron a los límites de la urbe y se asentaron allí hasta el siglo V d.C.
Las Termas de Cicerón se descubrieron a tres metros de profundidad en Portus Iulius, la zona B del parque submarino de Baia. Según las publicaciones recientes del Parque Arqueológico Campo Flegrei, en el 2023 se delimitaron las áreas que todavía no se habían estudiado y donde se especulaba podría encontrarse este yacimiento.
En la expedición, que se realizó hasta la semana pasada, los expertos lograron documentar el estado intacto de los mosaicos que cubrían parte del suelo de las piscinas, al igual que las estructuras edilicias, como el conjunto de cañerías entre las paredes que permitían la circulación de aire caliente para la sección de la sauna, llamada en ese entonces laconicum.
El artículo señaló que son de especial interés los materiales cerámicos que se recuperaron durante la excavación -y que permanecen actualmente en estudio-, “que parecen ofrecer información importante tanto sobre la construcción como sobre la destrucción”. Los arqueólogos señalaron que un indicio de las famosas termas son las fuentes.
Desde el Parque Arqueológico, indicaron que los trabajos continuarán durante el otoño en el hemisferio norte, con la restauración del suelo de mosaico (que fue parcialmente cementado con restos de mortero) y de los pequeños, pero significativos, restos de decoración pictórica que se hallan en las paredes.
En las imágenes que subieron a sus redes sociales puede dirimirse cada detalle de la arquitectura y el diseño del complejo, con el dibujo impreso en el mosaico que muestra un patrón simple con líneas negras superpuesto sobre un fondo de color marfil.
Pese a que gran parte del predio está cubierto por arena y otros sedimentos marinos, el trabajo avanza en la dirección favorable para dar con las diferentes áreas que conformaban a las termas.
Las Termas de Cicerón: de ser solo para la aristocracia hasta la muerte de un emperador que las sumió en la oscuridadHacia el siglo I d.C, el Imperio Romano tenía su lugar predilecto para las vacaciones de la nobleza, la ciudad de Baia, en la costa napolitana. Allí acudían personas de todo el reino dispuestas a gozar del agua cristalina, el aire cálido que brotaba de la tierra y del paisaje sin igual. Para el siglo II d.C. se construyeron los primeros baños termales -se dice que aquí se originó esta idea- y pronto comenzaron a llegar turistas en demasía.
El complejo era famoso fuera de los límites de la actual Italia, ya que además, Baia era conocida por haber aparecido en la odisea de Ulises. Tan próspera fue aquella zona que Julio César, Pompeyo Magno, Marco Antonio, el poeta Lúculo y Cicerón levantaron sus villas de vacaciones ahí.
Al igual que Roma, Baia se embelleció con templos y edificios públicos de gran envergadura. Pasó a ser tan rica como la ciudad principal, pero también fue el foco de algunos hechos aterradores, como el asesinato de Agripina y Domicia Lepidia, madre y tía respectivamente del emperador Cicerón. Además, en las termas murió en el año 138 d.C. Adriano.
“Los baños, alimentados por vapor caliente, son más saludables que cualquier baño calentado artificialmente, ya que la Naturaleza supera con creces el ingenio humano Nada es más sublime que las costas de Baia, donde se combina la posibilidad de disfrutar de los más dulces deleites y de saciarse con el incomparable don de la salud”, describió Casiodoro, Variae en el siglo VI.
Lamentablemente, con el paso del tiempo las termas perdieron poco a poco el esplendor y, entre los siglos XVI y XVIII, sufrieron las vejaciones de los terremotos sucesivos. Con el avance del mar y ninguna política pública para proteger el complejo, terminaron bajo el agua de la mano de Baia.