Educación, alimentación e hiperconectividad: los tres ejes que macan la salud del futuro
La salud del futuro no se definirá solo en los consultorios, sino en las aulas, en la mesa familiar y en el uso responsable de la tecnología. Así lo plantearon tres especialistas durante el encu...
La salud del futuro no se definirá solo en los consultorios, sino en las aulas, en la mesa familiar y en el uso responsable de la tecnología. Así lo plantearon tres especialistas durante el encuentro de Salud, organizado hoy por LA NACION.
Para los expertos, la prevención y la educación son el camino para un bienestar sostenible, donde la tecnología, la alimentación y los hábitos cotidianos se convierten en aliados del cuidado integral.
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“La salud ya no puede ser definida solo como ausencia de enfermedad. Hay un término muy acuñado -One Life- que tiene un doble sentido: apunta al concepto de ‘una vida’ que abarca salud física, mental, emocional y social; a la vez que refiere a la idea de que tenemos una sola vida y debemos investigar todo lo que hagamos para vivirla mejor“, explicó Guido Montaruli, gerente médico de OSDE, en un panel moderado por Dolores Pasman, periodista de LA NACION.
Hábitos y alimentación saludableEn este marco, Stella García M. de Kralj, directora médica corporativa de Galeno, subrayó: “Los hábitos son fundamentales y los adoptamos desde la primera infancia. Un buen hábito genera adultos sanos, mejor calidad de vida y menos patologías asociadas. En cambio, un mal hábito gesta enfermedades como diabetes, hipertensión o sobrepeso”.
Y lo graficó con el caso de la microbiota, un conjunto de microorganismos que habitan el cuerpo humano, especialmente en el intestino, y que cumple un rol esencial en la prevención de enfermedades. “La microbiota no es hereditaria: se forma desde los primeros 1000 días de vida. Por eso la lactancia materna y la alimentación saludable son claves. Una microbiota cuidada fortalece el sistema inmunológico y también el sistema nervioso”, detalló.
A la hora de explicar cómo protegerla, señaló: el consumo de alimentos ricos en fibras, frutas y vegetales crudos. Además, destacó los probióticos -como el kéfir o los yogures fermentados- y los prebióticos -como el ajo o la cebolla-, que pueden ser incorporados a partir de alimentos o de medicamentos.
Para la especialista, el diseño de una dieta equilibrada no es menor. Y en esa línea apuntó contra la obesidad, a la que definió como la epidemia del siglo XXI. “Casi el 60% de la población adulta argentina tiene sobrepeso u obesidad, y lo más alarmante es que el 40% de los niños también. Si bien hay factores genéticos que influyen, también hay factores exógenos. Y si no trabajamos desde la infancia en los colegios, tendremos adultos enfermos difíciles de recuperar”, advirtió.
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El ejecutivo de OSDE sumó también datos del impacto global: “Según la Organización Mundial de la Salud, el 35% de la población mundial no realiza la actividad física mínima para evitar enfermedades. Si seguimos así, hacia 2030 habrá 500 millones de personas con patologías crónicas y un costo para los sistemas de salud de US$27.000 millones”.
Educación y bienestar en el mundo “flux”“La preparación de la nueva generación de médicos es un tema desafiante. Intentamos que la formación esté centrada en la prevención. En nuestro modelo académico, el foco está en el bienestar de la persona y en el cuidado del estudiante. La inteligencia artificial, la realidad aumentada y la tecnología llegaron para quedarse. Tenemos que usarla al servicio del humanismo: no solo para realizar simulaciones en entornos seguros, sino para que las distintas disciplinas trabajen juntas desde los primeros días”, reconoció Montaruli.
Para Diego Baenas, secretario de Innovación y Desarrollo de la Universidad Siglo 21, hubo un avance notable, pero con una cuenta pendiente: “Pasamos de no hablar de salud a promover hábitos saludables. Pero también hay que buscar el equilibrio entre la desinformación y la sobreinformación”, remarcó.
El académico destacó que las universidades deben salir de las aulas para vincularse con las asociaciones científicas, la industria y la comunidad: “Tenemos el desafío de salir de las aulas y acercarnos a las asociaciones científicas, a la industria y a la comunidad en general y tratar de unir el sistema entre lo público y lo privado”.
Baenas explicó además el concepto de “mundo flux”, que define el contexto actual: “Se refiere a cuatro siglas en inglés –rápido, líquido, inexplorado y experimental–. Es el mundo en el que vivimos y genera un montón de desafíos para la educación y la salud”.
Consultado sobre los hábitos y el uso de la tecnología, Montaruli advirtió: “Nunca hubo tanta información disponible y al alcance de la mano sobre bienestar. Es una oportunidad, pero también un riesgo. Tenemos la responsabilidad de garantizar que el contenido sea validado y evitar la infoxicación, la intoxicación de datos”.
El ejecutivo destacó que la tecnología puede ser una aliada del bienestar: “Queremos promoverla como conexión y complemento del humano. Que sirva para sacar un turno más rápido, identificar con IA al profesional más acorde y usar el tiempo que ganamos para vivir de forma más saludable”. En ese marco, adelantó el lanzamiento del nuevo plan joven de OSDE, llamado Flux, que adapta la cobertura médica a las necesidades y hábitos de las nuevas generaciones.