Lanchas bombardeadas
CARACAS.- Antes de salir para su visita al Reino Unido, Donald Trump deslizó que no eran dos, sino tres, las embarcaciones destruidas por la operación militar desplegada en aguas del Caribe, desd...
CARACAS.- Antes de salir para su visita al Reino Unido, Donald Trump deslizó que no eran dos, sino tres, las embarcaciones destruidas por la operación militar desplegada en aguas del Caribe, desde hace más de un mes. De la primera, en la que murieron 11 personas, se sabe por trabajos periodísticos que salió de San Juan de Unare (Estado de Sucre) y que ocho de sus tripulantes vivían en ese pueblo del municipio Arismendi. De la segunda se desconoce el lugar, perecieron sus tres ocupantes, y la droga que transportaba, según el presidente de Estados Unidos y otros altos funcionarios, se esparció sobre las aguas. De la tercera, apenas esa mención referida por el mandatario. La información oficial, de un lado y otro, es insuficiente, salvo ese saldo de muertes: 14, por ahora, de las cuales se desconocen sus identidades.
El lunes de esta semana, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, informó sobre otra embarcación, capturada por patrulleros venezolanos que habría salido de la Guajira colombiana con una carga de 3680 kilos de cocaína. El capitán, y además conductor televisivo, dijo que habían detenido a las cuatro personas a bordo, no identificadas, e incautado la mercancía. La noticia la recogió Venezolana de Televisión en su sitio web en una nota donde registran, otra vez, que en lo que va del año se han decomisado cargamentos de drogas que suman más de 60.000 kilos, a lo que se añade el desmantelamiento de numerosos campamentos irregulares en el país, pistas de aterrizaje clandestinas, centenares de aeronaves y buques retenidos y hasta varios astilleros descubiertos. Una efectividad en la lucha contra el narcotráfico que sale a flote en las actuales circunstancias, que, a la vez, deja sin efecto, si las cifras son ciertas, eso de que el país es “un territorio libre de drogas”.
El guion del régimen es claro: aquí no se trafica, no hay un narcoestado y el país es víctima de una agresión. Desaparece del discurso, eso sí, que todo es una maniobra del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, cuando es el propio Trump quien asegura que la flota militar en el Caribe sigue sus órdenes directas. Pero en medio del acoso bélico, apareció la voz de Richard Grenell, el enviado del presidente Trump para asuntos especiales, diciendo: “Creo que aún podemos llegar a un acuerdo. Creo en la diplomacia. Creo en evitar la guerra”. También se podría creer que Maduro reactivó su “maltrecho” canal de comunicación con el funcionario estadounidense, a quien se recuerda muy contento en una visita a Miraflores. ¿Habrá tiempo para llegar a un acuerdo? ¿Cómo sería el acuerdo y entre quiénes?
En paralelo con Grenell, circularon las declaraciones del director del FBI, Kash Patel, quien aseguró que su agencia dispone de “pruebas sólidas” del tráfico de drogas desde Venezuela hacia Estados Unidos, usando a Haití como punto intermedio. “Vamos a cazar a todos y cada uno de esos narcotraficantes”, dijo. Desde la oficina de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, su portavoz advierte que la fuerza letal solo debe usarse como último recurso, cuando haya peligro inminente para la vida, con relación a las lanchas bombardeadas y las bajas humanas causadas.
¿Tendrá coraje Maduro, como le pide Edmundo González, para aceptar lo inevitable, tras desatar esta tormenta luego del fraude electoral del 28J? Es manifiesto su aislamiento internacional, con Petro como voz solitaria de apoyo; también su repudio nacional y la certeza, además, peligrosa y extrema, de que el cerco militar en el Caribe seguirá ejecutando acciones.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/lanchas-nid20092025/