Investigadores de la Universidad Federal de Viçosa, en Minas Gerais, descubrieron que el té negro de kombucha contiene 145 compuestos fenólicos (81% de flavonoides y 19% de ácidos fenólicos) que pueden contribuir al crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas.

El estudio se realizó a lo largo de ocho semanas e incluyó inicialmente a 46 participantes, con 23 divididos en dos categorías: peso normal u obesidad. Al final, 38 completaron el estudio.

Los grupos de personas con obesidad obtuvieron el mayor beneficio, ya que el consumo regular de kombucha resultó en el crecimiento de Subdoligranulum (productor de butirato) y la disminución de géneros asociados a la obesidad, como Ruminococcus y Dorea.

Metodología del estudio

Se incluyeron personas de entre 18 y 45 años, con un índice de masa corporal (IMC) de al menos 18,5 kg/m² y sin antecedentes médicos de enfermedades crónicas (excepto obesidad).

Se excluyó a quienes:

Consumían kombucha (al menos una vez por semana en el último mes);Tomaban antiinflamatorios, corticosteroides o medicamentos que afectan el metabolismo lipídico o glucídico de forma regular;Usaban suplementos antioxidantes o vitamínicos;Habían tomado antibióticos en los 3 meses previos al estudio;Tuvieron episodios infecciosos o alérgicos en el último mes;Estaban en dietas para perder peso;No mantuvieron un peso estable en los 3 meses anteriores (±3 kg);Tenían aversión a la kombucha;Consumían más de 105 g de etanol/semana (mujeres) o 210 g (hombres);Fumaban;Mujeres embarazadas o en período de lactancia.Resultados

El consumo frecuente de kombucha promovió el crecimiento de bacterias comensales Bacteroidota y Akkermanciaceae, con un crecimiento bacteriano más intenso en participantes con obesidad.

Es decir, el té realmente demostró efectos beneficiosos del consumo frecuente de kombucha sobre la microbiota intestinal, especialmente en personas con obesidad o sobrepeso, quienes mostraron mayores beneficios que aquellos con peso normal en términos de modulación bacteriana.

Los autores afirman que se necesitan más investigaciones con períodos de estudio más largos para confirmar estos hallazgos y explorar sus posibles impactos clínicos.