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Claire Huangci: una pianista de sonido implacable

Recital de piano por Claire Huangci (EE.UU.). Programa: Mozart/Czerny (Fantasía sobre Las bodas de Fígaro) Ravel (Sonatine, Jeux d’eau, Pavane pour une infante défunte, La Valse) Kachaturian (...

Recital de piano por Claire Huangci (EE.UU.). Programa: Mozart/Czerny (Fantasía sobre Las bodas de Fígaro) Ravel (Sonatine, Jeux d’eau, Pavane pour une infante défunte, La Valse) Kachaturian (Adagio de la Suite nº2 del ballet Spartacus y Phrygia) y Mussorgsky (Cuadros de una exposición). Mozarteum Argentino. Teatro Colón. Nuestra opinión: muy bueno

Claire Huangci es sin dudas una pianista de rango mundial a la que le sobran las capacidades y los recursos técnicos para abordar cualquier repertorio sorteando sin esfuerzo las mayores dificultades pianísticas. El virtuosismo, por lo tanto, no representa obstáculo para ella, que demostró —con todas las letras o, mejor dicho, con todos los sonidos—, que posee las herramientas suficientes para lograr el efecto que se proponga que, al menos en esta oportunidad, fue el de deslumbrar con el impacto. Y el público ovacionó esa proeza mecánica fascinante de articulación e histrionismo donde a la gestualidad ampulosa se sumaron la precisión y un rigor rítmico sin concesiones al tempo. Una noche de fuegos artificiales que celebró el espectáculo acrobático: el brío, la fuerza y la velocidad.

¿Y la música? La música no tanto. Porque el arte quedó relegado frente al pianismo y la ejecución. La Fantasía brillante del maestro Czerny sobre Las bodas de Fígaro, por ejemplo, abrió el programa como en una carrera de adiestramiento para el teclado con un vacío despliegue de ingredientes manuales. Escalas cromáticas, acordes quebrados, saltos de octavas, todo impecable, sí, pero lejos de la musicalidad mozartiana que es siempre cantabile y dulce, y que aquí, en cambio, se vio atropellada por el frenesí de una velocidad extrema, enemiga a muerte del estilo galante y del genio salzburgués que respira una gracia de salón en sus delicadas frases.

En el siguiente capítulo —un recorrido dedicado a Ravel con su Sonatine en tres movimientos, los Juegos de agua, la Pavana para una infanta difunta y la fabulosa La Valse—, estuvieron todas las notas de esas dificilísimas partituras, pero no la sutileza del Impresionismo, la sensualidad onírica, las evocaciones de la atmósfera raveliana en su sofisticada búsqueda tímbrica. Faltó por ejemplo en Jeux d’eau la magia del típico sonido incorpóreo, de los glissandos etéreos y los triples pianissimos, las transparencias, el suspenso en esos pequeños ritenutos que aportan incertidumbre a las armonías “huecas”, y sacan a relucir las reminiscencias de escalas y modos arcaicos que distinguen el lenguaje del compositor francés. En su lugar, un sonido un tanto duro y plano, y un toque de una contundencia en las antípodas de la ingravidez impresionista, superada por el protagonismo del peso y la velocidad.

Robustez de un sonido implacable

En la segunda parte —con un discurso más afín a sus características musicales—, se la percibió más compatible en su elemento. Una obra —Los cuadros de una exposición, de Mussorgsky — que, en su monumentalidad pianística —más fuerte, concreta y terrenal que las anteriores piezas—, demanda un tipo de destreza más apropiada a los atributos y las energías de Huangci. Con su sonido directo, oscuro y percusivo, con sus melodías rústicas de origen folklórico y sus exigencias de contrastes, con una escritura plagada de sforzatos, acordes pesantes, notas repetidas, disonancias y líneas staccato, la titánica suite del ruso (uno de los famosos “Cinco” nacionalistas influyentes en la historia de la música) encontró en la prodigiosa pianista la ejecutante adecuada para deslumbrar con la grandeza, la potencia y robustez de su sonido implacable.

Completó la segunda parte con el Adagio de la Suite nº2 del ballet Spartacus y Phrygia de Kachaturian y como piezas fuera de programa Rapsodia in Blue y The Man I Love, de George Gershwin.

Al menos en esta ocasión y con este repertorio, no trascendió esa singularidad indescriptible de cuando el instrumentista superdotado hace de la partitura un arte profundo y sustancial. Pero, como se dijo al comienzo, y descontadas las excepcionales capacidades técnicas en una solista de su rango, tanto el abordaje estilístico como la intención en las obras, todo obedece a una decisión interpretativa. Que en este caso —de acuerdo o no con la presente crítica—, lleva la firma ineludible de la extraordinaria Claire Huangci.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/claire-huangci-una-pianista-de-sonido-implacable-nid17092025/

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