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¿Cómo sigue el conflicto entre Israel y Hamas tras la liberación de los rehenes? Las grandes incógnitas del plan de Trump

WASHINGTON.- El lunes, el frá...

WASHINGTON.- El lunes, el frágil alto el fuego en Gaza condujo a la liberación de 20 rehenes israelíes y unos 2000 prisioneros palestinos. Fue la culminación de un proceso largo y tortuoso, producto de negociaciones que involucraron a Egipto, Qatar, Estados Unidos e Israel, pero, como advirtieron varios analistas, podría ser apenas la parte más fácil del camino hacia la paz.

Las próximas semanas y meses pondrán a prueba un plan de reconstrucción y gobernanza que todavía está lleno de incógnitas. Aunque el presidente Donald Trump proclamó que “la paz en el Medio Oriente” estaba finalmente al alcance de la mano, la realidad sobre el terreno sigue siendo incierta, con Hamas aún armado y una Gaza devastada que enfrenta una crisis humanitaria monumental.

“Los primeros pasos hacia la paz siempre son los más difíciles”, declaró Trump durante una cumbre con líderes árabes y europeos en Egipto. En su discurso, elogió el acuerdo como el fin de la guerra y el inicio de la reconstrucción del enclave palestino. “Reconstruir quizás sea la parte más fácil. Creo que ya hemos superado lo más difícil”, afirmó.

Pero fuera del podio, el optimismo es más medido.

¿Cuáles son los mayores puntos en conflicto?

El nuevo alto el fuego, negociado directamente por la Casa Blanca, marca la primera gran iniciativa de política exterior del segundo mandato de Trump. Sin embargo, los expertos coinciden en que el plan está repleto de interrogantes.

Mona Yacoubian, directora del Programa de Medio Oriente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), lo definió como “un momento importante y eufórico, pero plagado de potenciales puntos de falla”. Entre ellos, la dificultad de garantizar el desarme de Hamas, la retirada gradual de Israel y la creación de una fuerza internacional de seguridad para mantener la estabilidad en Gaza.

“Hamas quiere una retirada total israelí. Israel, en cambio, no cederá hasta tener garantías de que todas las condiciones del plan de Trump se cumplen. Es el terreno perfecto para un impasse”, explicó David Halbfinger, corresponsal de The New York Times en Jerusalén.

Tanto Trump como Israel quieren que Gaza sea gobernada por una nueva autoridad palestina “sin vínculos con el terrorismo”, pero hasta ahora Hamas no aceptó deponer las armas, e Israel rechaza permitir el regreso de la Autoridad Palestina, considerada corrupta y débil. “Entonces, ¿quién gobernará Gaza?”, planteó Halbfinger. “Esa es una de las grandes incógnitas”.

¿Habrá una fuerza internacional?

Uno de los pilares del plan de Trump es la creación de una fuerza multinacional para estabilizar Gaza durante la transición. En principio, países como Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Indonesia e incluso miembros de la Unión Europea mostraron disposición a participar. Sin embargo, aún no está claro si alguno de ellos aceptará desplegar tropas antes del desarme efectivo de Hamas.

“Es una propuesta interesante, pero extremadamente difícil de implementar”, dijo Lucy Kurtzer-Ellenbogen, investigadora del Middle East Institute. “¿Quién querrá ser responsable de hacer cumplir la entrega de armas? ¿Y cuánto tiempo llevará entrenar y desplegar a esa fuerza?”.

A esto se suma la incertidumbre sobre la llamada ‘Junta de la Paz’, que supervisará la reconstrucción. Trump anunció que el exprimer ministro británico Tony Blair tendría un rol de liderazgo, aunque luego sugirió que su participación no estaba confirmada. “Me cae bien Tony, pero quiero asegurarme de que sea una opción aceptable para todos”, dijo el mandatario en su vuelo a Israel.

¿Está garantizada la paz?

Desde que comenzó la guerra con los ataques de Hamas contra Israel el 7 de octubre de 2023, se firmaron otros dos ceses del fuego sin ningún progreso, salvo pausas temporales en los combates e intercambios limitados de rehenes y prisioneros.

En los hechos, el plan de Trump busca una transición prolongada antes de discutir el establecimiento de un Estado palestino. “Es intencionadamente vago”, señaló Yacoubian. “Parece diseñado para satisfacer el mínimo que los palestinos y sus aliados árabes aceptarían, sin comprometer a Israel con una solución de dos Estados”.

A su regreso a Washington, Trump evitó pronunciarse sobre ese punto. “A algunos les gusta la solución de un solo Estado, a otros la de dos. Ya veremos”, dijo. El mensaje fue leído por diplomáticos y analistas como una señal de que la Casa Blanca no prioriza la definición política final, sino la estabilidad inmediata.

Mientras tanto, sobre el terreno, Gaza continúa en ruinas. Según estimaciones conjuntas del Banco Mundial, la ONU y la Unión Europea, la reconstrucción costará al menos 53.000 millones de dólares. Más del 90% de los dos millones de habitantes está desplazado, y el sistema sanitario, las viviendas y la infraestructura básica han colapsado. “Aquí no hay margen para secuenciar —advirtió Kurtzer-Ellenbogen—. Todo tiene que ocurrir al mismo tiempo: seguridad, ayuda humanitaria y gobierno”.

¿Quiénes salen fortalecidos?

En Jerusalén, Benjamin Netanyahu enfrenta su propia encrucijada. Aunque se comprometió públicamente con el plan de paz de Trump, no declaró el fin formal de la guerra. Durante los últimos dos años prometió “una victoria total” sobre Hamas, una promesa que no se ha cumplido del todo.

El primer ministro debe equilibrar la presión de Washington con la de su coalición de línea dura, que se opone a cualquier concesión a los palestinos. Un anuncio de fin de la guerra podría desatar una crisis política y forzar elecciones anticipadas, justo cuando su popularidad se encuentra en mínimos históricos.

Cada parte intenta apropiarse del éxito parcial del acuerdo. Hamas presume haber devuelto el tema palestino al centro de la agenda internacional y haber logrado la liberación de 2000 prisioneros.

Mientras que Israel celebra el retorno de sus rehenes y el debilitamiento militar del grupo islamista.

Por su parte, Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, presentaron el pacto como “uno de los días más importantes para la paz mundial en medio siglo”.

Pero detrás de la euforia, el equilibrio es frágil. “Hemos visto esto antes”, recordó Halbfinger. “Pausas que se celebran como el inicio de algo nuevo, pero que se disuelven antes de que se consoliden”.

Kurtzer-Ellenbogen, afirmó que el alto el fuego actual es “una pausa bienvenida y significativa, pero frágil”. Ahora, añadió, la cuestión es “si se derrumba por completo y solo sirve como una oportunidad para que ambas partes se reagrupen, en lugar de ser un punto de partida para avanzar en estos temas. Eso dependerá del presidente Trump y de los demás actores con los que se está coordinando para que se mantengan”.

Aun así, hay quienes ven en esta tregua una oportunidad inédita. Por primera vez desde los Acuerdos de Oslo, un amplio frente árabe respalda públicamente una iniciativa liderada por Washington. “Eso, en sí mismo, es una novedad y una señal de esperanza”, dijo Halbfinger. “Pero transformar esa esperanza en una paz real exigirá más que discursos: requerirá compromisos, concesiones y tiempo. Mucho tiempo”.

Agencia AP y diario The New York Times

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/como-sigue-el-conflicto-entre-israel-y-hamas-tras-la-liberacion-de-los-rehenes-las-grandes-nid14102025/

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