“Me había rendido”. A los 17 años le diagnosticaron depresión, pasó por dos internaciones y un documental cuenta su historia
“Fue la primera vez que vi llorar a mi papá, cuando nos despedimos. Fue horrible ver cómo la puerta de la clínica se cerraba”, recuerda Teresa “Tesi” Stellatelli sobre aquel día de 2018...
“Fue la primera vez que vi llorar a mi papá, cuando nos despedimos. Fue horrible ver cómo la puerta de la clínica se cerraba”, recuerda Teresa “Tesi” Stellatelli sobre aquel día de 2018, cuando con 24 años ingresaba por segunda vez a una internación después de un intento de suicidio.
“No quería saber nada de estar ahí, por más que entendía que era por mi bien. Estaba enojadísima con toda mi familia y aún así, ellos seguían ahí, sosteniéndome todo el tiempo, sin soltarme”, agrega.
La depresión la había ido envolviendo desde la adolescencia. El diagnóstico llegó a los 17, aunque las señales se habían encendido antes, todavía difusas. “Tuve una infancia y una adolescencia tranquilas, rodeada de amor y de gente. Uno cuando mira para atrás ve cositas, pero hasta que no me diagnosticaron y tuve episodios muy marcados, nada me hacía pensar que podía estar atravesando una depresión”, cuenta Tesi, que creció en una familia numerosa en San Isidro: es la quinta de seis hermanos.
Hoy, a los 31, habla con calma de ese recorrido: los primeros síntomas, el abandono de la facultad, las mentiras para sostener lo insostenible, las internaciones y una reconstrucción que aún continúa. Describe la depresión como una nube densa, oscura y asfixiante.
“Es difícil explicársela a alguien que no la vivió. Vivís inmerso en una realidad paralela: por fuera estás inactivo, pero por dentro tu mente no para. Pensás y pensás, pero no encontrás solución. Te abandonás, te rendís y te dejás estar”, resume.
El punto de quiebre en su historia llegó cuando su familia supo sobre la existencia de la Casa del Paraná, en Rosario: la primera sede argentina del modelo internacional Casaclub (Clubhouse), que tiene más de 370 sedes en 33 países. Se trata de una iniciativa comunitaria para apoyar y empoderar a personas con padecimientos psíquicos persistentes como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión mayor.
Riesgo de suicidio: dónde recurrir en busca de ayuda
A través de una membresía gratuita y vitalicia, sus miembros o socios participan de diferentes proyectos que buscan incentivarlos a terminar sus estudios, insertarse laboralmente y construir lazos sociales.
Tesi viajó a conocer la Casa del Paraná y, junto a su familia, se involucraron de lleno en el proyecto de abrir una en Buenos Aires. “No tenía ganas de nada, pero fui. Y algo cambió. Apenas entré, sentí que se respiraba distinto. No era un lugar de pacientes, sino de personas. Por primera vez alguien me dijo: ‘Vos no sos tu diagnóstico’”, cuenta Tesi. Casaclub Baires abrió oficialmente en 2021 en Palermo y Tesi es en una de sus miembros fundadoras.
Su historia es parte del documental Best Known Secret (El secreto más conocido), que muestra el impacto del modelo Casaclub en la vida de diferentes personas. En vísperas del Día Mundial de la Salud Mental, se estrenará el próximo miércoles 8 de octubre en el Malba, con entrada gratuita e inscripción previa. “Elegí contar mi historia con la esperanza de que le sirva a otros”, afirma Tesi.
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“Tenían que venir a abrirme las cortinas”Tesi recuerda que el inició de su depresión fue “confuso”. “No es que no me podía levantar de la cama. Las primeras señales fueron que situaciones cotidianas me sobrepasaban y no podía manejarlas. Educación física era lo peor: no podía correr las vueltas que nos pedían e inventaba excusas para zafar, hasta falsificaba certificados médicos”, detalla.
Para escapar de lo que le resultaba imposible afrontar, Tesi inventaba historias inverosímiles. “Hoy me da vergüenza recordarlo”, admite. A los 16, las crisis de llanto se volvieron incontrolables. Volvía de vacaciones llorando todo el viaje, sin poder explicarlo. “No pedía ayuda porque no me daba cuenta de que algo me pasaba. Para muchos era que yo quería llamar la atención, pero lo último que me gusta es ser el centro”, cuenta.
En 2012, empezó terapia y la carrera de Historia del Arte, que le apasionaba. De hecho, la pintura fue siempre su refugio. “Fue un alivio, como empezar de cero, sin la carga de la secundaria, donde los últimos años habían sido muy humillantes para mí”, asegura.
Durante un tiempo le fue bien: aprobaba todos los parciales con excelentes notas. Pero nunca lograba rendir finales: “Iba, me presentaba, pero no podía. Y volvía a mi casa diciendo que había aprobado. Empecé a sostener una bola de nieve de mentiras. Hasta que exploté”.
En 2014, sin poder cursar correlativas, dejó la facultad. “Ahí se me vino todo encima. Dejé la rutina y afloraron todos los síntomas. No podía levantarme de la cama, tenían que venir a abrirme las cortinas. Me quedaba todo el día encerrada. Me sentía menos que todos, sin fuerzas para enfrentar nada. Tardé mucho en salir. Tuve dos internaciones que fueron mis puntos más bajos”.
La primera fue en 2016. Duró una semana. La segunda, en 2018, fue el peor pico: otro intento de suicidio la llevó a pasar un mes internada.
“Fue horrible. Tenías que dejar la puerta del baño entreabierta para que te vigilen. Agradezco que mis papás me pudieron bancar un lugar con todas las comodidades de una clínica privada y me visitaban todo el tiempo, pero aún así sentía que me moría. Me abrumaba pensar que si yo, con todo ese apoyo, no podía salir, ¿qué quedaba para alguien que no tiene recursos?”, reflexiona Tesi.
El alta tampoco trajo alivio. “La post internación fue casi peor. Volví drenada, sin motivación, sin energía. Me había rendido”, asegura. “El sentimiento de quienes sufrimos depresión es parecido: esa sensación de que no te alcanza lo que tenés para poder respirar y sentirte feliz. Siempre fui consciente de que tenía todo para salir: medios, una familia que me apoyaba sin juzgarme, mi novio Juan —que ahora es mi marido—. Y aún así no podía”.
Historias similares a la de Tesi se multiplican por miles. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho personas tiene un problema de salud mental. La depresión y la ansiedad son los más prevalentes: se estima que un 30% de la población los atravesará en algún momento de su vida.
Si se pone el foco en la Argentina, la demanda crece de manera alarmante: en el Hospital de Clínicas, las consultas por cuadros depresivos, intentos de suicidio, autolesiones y ansiedad en niños y adolescentes aumentaron un 30% entre 2023 y 2024.
La cara más oscura de este drama es que cada 20 horas, un chico de entre 10 y 19 años se suicida en el país. En 1990, la tasa era de 5 cada 100.000; en 2023 trepó a 11.
“Había dejado de intentar salir adelante”Cuando Tesi conoció el modelo de Casaclub, algo en ella cambió: “Hasta ese momento había dejado de intentar. Pero cuando entré a la casa de Rosario vi algo distinto a todo lo que había conocido: fundaciones, terapias, internaciones… Nada se parecía. Apenas entré sentí que se respiraba distinto. Era otra cosa", cuenta. Y agrega: “Me enganché con el proyecto en Buenos Aires y fue lo que me dio sentido en un momento en que no sabía qué hacer”.
El modelo Casaclub nació en Nueva York en 1948 y se centra en la participación activa de sus socios o miembros —nunca se los llama “pacientes”— para fomentar la reinserción social y laboral.
Casaclub Baires es una fundación y cuenta con 285 miembros. En el corazón de Palermo Soho, es amplia y luminosa. Todas las decisiones se toman en conjunto entre socios y staff. No hay personal médico, ya que los profesionistas de la salud mental, los medicamentos y las terapias trabajan en paralelo por fuera de la casa. A la entrada, hay varias fotos de sus socios fundadores, entre ellas, la de Tesi.
Las tareas de los socios están prolijamente designadas en pizarrones y se dividen en dos unidades de trabajo: la de membresía (con roles administrativos) y la cocina (un bar interno donde se distribuyen la gestión de la caja, el servicio de las mesas y el rol de cocineros).
Como la pata laboral es central, se promueve la formación educativa y la inserción laboral de sus socios a través de distintas modalidades, que van desde pasantías en empresas aliadas hasta la promoción del empleo independiente.
“Acá se trabaja sobre la persona, no sobre la enfermedad. Se focalizan las fortalezas y habilidades más que los síntomas”, explica Beatrice Bergamasco, fundadora de Casaclub Baires.
En las paredes cuelgan varios cuadros de Tesi, que siempre pintó. En diciembre pasado, se recibió de licenciada en Historia del Arte y actualmente vive con Juan, su marido, en Villa del Parque.
El apoyo incondicional de su familia y de Juan, fueron claves en su recuperación. Pero también Casaclub: “No reemplaza la terapia ni la medicación, pero te da pertenencia. Me permitió verme de otra manera y descubrir que podía ayudar a otros”.
Cuenta una anécdota: en un encuentro de exalumnas de su colegio, unos seis años después de haberse recibido, Tesi se encontró con una compañera en el baño. “¿Estás estable?“, le preguntó la chica con cara de nada.
La pregunta muestra para Tesi los enormes desafíos que siguen extiendo para concientizar, informar y romper tabués entorno a la salud mental. Por eso decidió contar su historia.
Hoy sigue en tratamiento, con un camino recorrido que no oculta ni minimiza. “Según mi equipo ya superé la depresión, pero yo siento que es algo con lo que vas a luchar toda la vida. Lo importante es no callarse, no quedarse solo”, dice. Y concluye: “Aprendí que no soy mi depresión ni mis internaciones. Soy mucho más que eso”.
Más informaciónDocumental Best Known Secret (“El secreto más conocido”): através de testimonios, la película dirigida por la documentalista y antropóloga italiana Costanza Burstin, revela el impacto del modelo internacional Casaclub en la vida de personas con padecimientos psíquicos. La única función es el miércoles 8 de octubre a las 18.30 en el Museo Malba de la CABA. Es gratuita y abierta, con inscripción previa obligatoria haciendo click aquí. Más información en Instagram: @bksdocumentary o en www.casaclub.org.ar Casaclub Baires: El modelo Casaclub surgió en 1948 en Estados Unidos, cuando un grupo de pacientes de un hospital psiquiátrico abrió la primera, conocida como Fountain House, en Nueva York. Para más información sobre Casa Club Baires, se puede visitar su web o ingresar a su @casaclub_baires. Los requisitos para ser socios son: ser mayor de 18 años; tener un trastorno de la salud mental persistente; contar con un equipo tratante y disponer de la autonomía para moverse por cuenta propia. Los interesados pueden escribir a: membresia@casaclub.org.ar Cómo colaborar: Casaclub Baires es una fundación que se sustenta gracias al apoyo de donantes particulares y a las campañas de recaudación que realizan sus miembros. Actualmente, se encuentran recaudando fondos para una nueva casa propia que están construyendo en Villa Ortúzar (el espacio donde funcionan actualmente es alquilado), pero se puede colaborar con todo tipo de donaciones. Además, convocan a empresas que quieran sumarse como aliadas para su programa de pasantías.