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No todo el mundo está en las redes

No hay una semana que la prensa no comente alguna gracia de políticos que suponen que para renovar la política alcanza con abrir una cuenta de TikTok. No pasa un día sin que un tuit de X circule...

No hay una semana que la prensa no comente alguna gracia de políticos que suponen que para renovar la política alcanza con abrir una cuenta de TikTok. No pasa un día sin que un tuit de X circule en tertulias de TV y en foros académicos. Mientras estas elites suponen que todo el mundo está en esas redes, más del ochenta por ciento de la humanidad está afuera de esas plataformas.

La relevancia que han ganado X y TikTok en el debate público no surge de su popularidad. Si fuera por eso, la discusión debería tener base en Facebook y YouTube, que lideran desde hace años las preferencias globales. Y, aun así, no llegan a la mitad de la población mundial.

Muchos mitos alrededor de las redes sociales son alimentados por sus propios dueños. Elon Musk es conocido por su talento para publicitarse. Pero China más. Si ha logrado vender autos a los europeos y teléfonos a los norteamericanos, posicionar TikTok como campeona de las plataformas es una nadería.

El mayor mito es que todo el mundo tiene redes sociales. Es cierto que casi la totalidad de la población mundial accede al móvil y, potencialmente, a ellas. Pero también casi toda la población tiene televisión y eso no significa que estén sintonizando el mismo canal.

Elon Musk es conocido por su talento para publicitarse. Pero China más. Si ha logrado vender autos a los europeos y teléfonos a los norteamericanos, posicionar TikTok como campeona de las plataformas es una nadería

Ni siquiera ocurre con YouTube, que junto a Facebook duplica ampliamente el número de usuarios de TikTok. Pero incluso esa comunidad no se suscribe homogéneamente a los mismos canales. No hay dos personas que puedan identificar a los youtubers más populares.

Tampoco es cierta la excusa de estar en TikTok para llegar a los jóvenes. Dos tercios de los usuarios de TikTok tienen más de 25 años. Si se suma que , según el informe Digital 2025 de WeAreSocial y Meltwater, cada persona utiliza más de seis plataformas (incluidas las mensajerías), es altamente improbable que una masa crítica esté viendo algo al mismo tiempo.

Sobre todo si ha publicado desde un remoto país. La mitad de usuarios de TikTok están en Indonesia, EE. UU., Brasil, México, Vietnam, Pakistán, Filipinas, Rusia, Tailandia y Bangladés. Si se trata de X, la mitad de sus usuarios son de EE. UU., Japón, Indonesia, India y Reino Unido.

La buena noticia para los medios es que, sin ellos, las publicaciones de las redes quedarían en las burbujas de sus comunidades. Un estudio reciente entre programadores de la TV española menciona que todos consultan X para detectar noticias y más de la mitad lo hace con Instagram y TikTok.

Esa agenda periodística explica la centralidad de Donald Trump en la agenda global. Le basta poner un meme de sí mismo y hacerlo más escandaloso con inteligencia artificial para asegurarse que los noticiarios lo vehiculicen alrededor del planeta.

s más fácil analizar un mensaje de 280 caracteres que un video de un minuto y se encuentra más fácilmente financiamiento para los mensajes políticos que para los tutoriales y los videos graciosos que se prefieren en YouTube

Sigue siendo la prensa la que asigna estatus a ciertas plataformas sobre otras, y en ese juego mantiene su poder. Desde que era Twitter, X fue como el Vaticano: no necesitó tener mucho territorio ni representar a una mayoría absoluta de feligreses para que el mundo esté siempre atento a sus noticias.

La legitimación de esa red que conoce apenas un 7% de la población mundial también se le debe a la academia, que sigue dedicándole la mayor cantidad de estudios. Es más fácil analizar un mensaje de 280 caracteres que un video de un minuto y se encuentra más fácilmente financiamiento para los mensajes políticos que para los tutoriales y los videos graciosos que se prefieren en YouTube.

Mientras tanto, los países con menos usuarios de TikTok son los que escriben papers sobre su impacto. Igual que quienes escriben sobre X lo desprecian al punto que invitan a sus pocos seguidores a mudarse a redes como Bluesky, donde todavía se cruzan con menos personas.

Esos advierten del peligro de las burbujas de las redes sociales, denunciando que hay comunidades tan cerradas que no se enteran de lo que ocurre por fuera de sus algoritmos. Olvidan que el fanatismo también es un algoritmo que nos encierra a mirar la vida desde un partido político. O desde un único marco teórico.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/no-todo-el-mundo-esta-en-las-redes-nid09112025/

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