Shazna Nessa: “Los periodistas híbridos son el futuro: tenemos que pensar como estrategas de negocio”
En un ecosistema de medios de extrema complejidad, Shazna Nessa se mueve cómoda en la intersección entre periodismo, tecnología y diseño. Escritora y periodista angloestadounidense de origen ba...
En un ecosistema de medios de extrema complejidad, Shazna Nessa se mueve cómoda en la intersección entre periodismo, tecnología y diseño. Escritora y periodista angloestadounidense de origen bangladesí, ganó un Premio Pulitzer y fue directiva de The Wall Street Journal y la agencia de noticias Associated Press. Nessa defiende un modelo de periodistas “híbridos”: profesionales capaces de combinar narración, análisis de datos, programación y visión estratégica de negocio. “Antes parecía imposible, hoy es cada vez más común”, resume.
Su experiencia incluye haber diseñado formatos digitales innovadores, desde plantillas inspiradas en las stories de Instagram hasta narrativas móviles que descomponen una historia en pequeñas piezas. Estas propuestas, dice, buscan guiar al lector a través de temas complejos sin abrumarlo, con una premisa clara: el mejor diseño es el que no se nota… salvo cuando debe ser visible para potenciar la experiencia.
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Formada en literatura, lingüística e historia en la Sorbona y con pasos por becas de élite en Columbia y Stanford, Nessa también vivió el vértigo de querer abandonar el periodismo por la lentitud del cambio. Las residencias académicas la revitalizaron, la conectaron con líderes globales y le dieron herramientas para pensar la redacción como una CEO: comprender el negocio sin renunciar a la misión periodística.
Hoy insiste en que el futuro de los medios depende de equipos diversos y de líderes capaces de unir creatividad y sustentabilidad. “No se trata de invertir más, sino de invertir mejor”, advierte. Apostar por perfiles visuales y digitales en puestos de decisión -cree- puede ser clave para atraer nuevas audiencias, reducir la pérdida de suscriptores y diseñar experiencias que vuelvan a entusiasmar a quienes buscan buen periodismo en la era digital.
-Ha trabajado en la intersección de la tecnología, el diseño y el periodismo a lo largo de tu carrera. ¿Cómo ha evolucionado este espacio y qué se viene?
-Los equipos con los que he trabajado siempre estuvieron formados por personas que se consideran “híbridas”, en la intersección de dos o más áreas de conocimiento y habilidades. Antes la gente pensaba que algo así no podía existir, pero ahora es menos inusual. Por ejemplo, hoy en las redacciones hay cartógrafos que también son grandes narradores, o ingenieros que trabajan en investigaciones con rigor y curiosidad periodística, o ilustradores que además reportean y escriben narrativas largas. Hoy se entiende comúnmente que el periodismo de datos requiere habilidades técnicas para organizar y analizar datos, y que los formatos interactivos y el diseño requieren saber programar. Dependiendo de la complejidad del proyecto, estos equipos tienen que asegurarse de que su trabajo sea accesible en todo el ecosistema digital -a veces su trabajo es tanto un software o un producto digital como una pieza periodística-. De cara al futuro, espero ver a más de estos “híbridos” visuales y digitales llegar a roles de liderazgo senior en las organizaciones de noticias, o a dirigir sus propios emprendimientos, no solo como periodistas, sino también como pensadores estratégicos y expansivos sobre el negocio.
-Sus equipos anteriores combinaban habilidades en periodismo, visualización de datos, fotografía, cartografía, 3D y más. ¿Cómo fomenta la colaboración y la creatividad entre profesionales con trayectorias tan diversas? ¿Cuál es la clave para liderar equipos que operan en la frontera de la innovación?
-La colaboración y la creatividad son inherentes a estos roles. No podemos esperar que todos sean buenos en todo, pero sí que todos sientan curiosidad por lo que hacen sus colegas y tengan una idea de cuánto esfuerzo o dificultad implican diferentes tareas o formatos. Eso es algo que siempre he fomentado. Compartir y aprender de forma continua es fundamental: ya sea compartir líneas de código en Slack con el equipo o explicar en detalle cómo se construyó un proyecto a otros colegas, eso puede disparar nuevas ideas, aprendizajes y una mejor colaboración. Recuerdo cuando un periodista de mi equipo comentó que el lugar de trabajo se sentía como una “mini universidad”; me encanta esa idea.
-En una era de sobrecarga informativa, la experiencia del usuario es crucial. ¿Cómo pueden el diseño y la tecnología guiar al lector a través de una historia compleja sin abrumarlo?
-Buscá inspiración afuera: tomar prestados patrones de diseño de aplicaciones digitales populares es una buena manera de experimentar con la experiencia de usuario. El viejo adagio de que “el mejor diseño es el que no se nota” sigue siendo cierto, a menos que haya una muy buena razón para que el diseño sea más complejo. He iniciado plantillas de noticias exitosas basadas en patrones que la gente ya usa a diario, por ejemplo, como las historias de Instagram. No hay diseño extra en la plantilla; el foco está en lo que pasa en la historia, y cualquier texto o elemento visual está creado para una experiencia pensada primero para el celular. Eso genera una forma completamente distinta de escribir y dividir las historias en partes muy pequeñas. Tuvimos que equilibrar una presentación simple con mostrar la complejidad de la historia con gráficos, viñetas de texto, fotos, etc. Descubrimos que los lectores encontraban muy intuitivo navegar este formato, pero, por otro lado, fue un desafío para los periodistas y los equipos visuales adaptarse a un formato que cambiaba la manera en que solían trabajar. Al principio fue frustrante, pero terminó siendo una gran experiencia de aprendizaje, especialmente cuando vimos lo populares que fueron estas historias. Fue divertido ver a los equipos aprender nuevos procesos colaborativos, como hacer storyboards rápidos para asegurarse de que la historia fluya bien antes de empezar a trabajar juntos.
-¿Cómo interviene aquí el proceso de contar una historia en toda su potencialidad?
-Para mí, construir una historia de la manera que sea mejor para su éxito es una buena práctica. Requiere conversaciones interdepartamentales sobre la idea y la audiencia antes de asumir cómo debería presentarse. Por ejemplo, a veces pensamos demasiado un conjunto de datos cuando la historia tendría más impacto con una serie de fotos con pies de foto breves e informativos. O al revés: solo porque tenemos una serie de fotos, quizás una serie de gráficos sea una mejor puerta de entrada a la historia. O tal vez conviene una narrativa larga que el lector pueda guardar para leer sin conexión camino al trabajo. También veo el texto como un formato visual: maleable y atractivo cuando se adapta a distintos formatos. Lo vemos en un poema de Ezra Pound, y en noticias lo vemos en cómo se expresa la información para un propósito particular: listas, viñetas, recuadros de contexto y viñetas narrativas. El formato tipográfico y el diseño pueden ayudar a involucrar al lector y llevarlo a través de la historia.
-Tiene un título de la Sorbona en literatura, lingüística e historia. ¿Cómo conecta esa formación humanística con su trabajo a la vanguardia de la tecnología y el periodismo?
-En París tuve un trabajo enseñándole al público cómo usar Internet en el Centro Pompidou. La arquitectura del edificio fue una gran inspiración para mí como ejemplo de diseño centrado en las personas, un concepto que seguí practicando durante toda mi carrera periodística, pero también en la forma de resolver problemas y generar ideas nuevas en el día a día. Más tarde trabajé en una empresa de tecnología de Internet mientras estudiaba para obtener mi título, así que ambos mundos se entrelazaron, especialmente porque Internet estaba creciendo mucho en ese momento y la posibilidad de autopublicar contenido era algo nuevo, al igual que el diseño digital, que era emocionante y un verdadero “lejano oeste”. Diseñaba, desarrollaba y creaba historias multimedia para un sitio personal, y después me convertí en diseñadora y desarrolladora web profesional. En esos primeros días del diseño web, mi sitio personal apareció en la ya desaparecida revista MacUser por mi “uso innovador de tablas”. Me hace sonreír pensar lo artesanal -casi ingenuo- que era todo entonces, cuando ahora todo está mucho más formalizado y profesional.
-Fue becaria en universidades prestigiosas como Columbia y Stanford. ¿Qué valor tienen estos programas para formar líderes en la industria actual?
-Hubo un momento en que pensé en dejar el periodismo porque la industria parecía tan resistente y lenta para cambiar. No estaba segura de cuál era mi lugar en la redacción. Creo que todos llegamos a un punto de agotamiento en estos roles, y la beca JSK en Stanford me dio el tiempo que necesitaba para explorar nuevas ideas. Pasé mucho tiempo en las escuelas de negocios y diseño e hice amistades para toda la vida, muchas de ellas hoy líderes en el mundo del periodismo y conexiones profesionales importantes. Después trabajé en la Knight Foundation, donde otorgué becas enfocadas en periodismo de datos, chatbots, periodismo inmersivo y otros formatos emergentes. Más tarde volví a una redacción y me sumé a The Wall Street Journal. La beca me revitalizó, me mostró que no estaba sola y me devolvió el entusiasmo por el potencial del periodismo en la era digital. La beca de Columbia, ahora llamada MTC, también fue transformadora. Acababa de asumir mi primer rol importante de liderazgo en la Associated Press y el programa se sintió como un mini MBA. Me ayudó a pensar mi redacción como lo haría una CEO, lo que fue invalorable cuando emprendí trabajos de transformación organizacional en los años siguientes.
-¿Es difícil hacer este cambio de chip?
-Algunos periodistas se incomodan ante la idea de pensar en las organizaciones de noticias como un negocio, sin darse cuenta de que incluso una redacción sin fines de lucro es un negocio, y que hay muchas organizaciones con fines de lucro que son impulsadas por una misión. Para mí, entender cómo encajan todas las piezas del sistema, tanto dentro de una organización como en el panorama más amplio, es fundamental para los líderes de noticias, y también para los periodistas.
-Creció en el East End de Londres y trabajó en organizaciones globales. ¿Cómo influyó su origen en la perspectiva sobre el periodismo y en la forma de abordar historias de alcance global?
-Mi origen influyó no solo en mi perspectiva sobre el periodismo, ¡sino en mi vida entera! Crecí en un entorno de cambio y transformación, que me preparó para la disrupción y el flujo constante que tendría que enfrentar en mi trabajo periodístico después. Me crié en el distrito más pobre de Londres, hija de padres inmigrantes que se mudaron en los 60 y 70 desde el Bangladesh rural. Ellos habían vivido colonización, guerra y luego otra colonización. Mi padre fue reconocido como “luchador por la libertad” por la comunidad por su contribución al movimiento de liberación para liberar a su país de una dictadura militar y hacerlo independiente. Era muy estricto con sus hijos, y lo único que podíamos ver en televisión eran las noticias de la BBC. Yo fui parte de la primera generación de niños británicos-bangladesíes nacidos allí, que vivían entre dos mundos completamente distintos: la casa y la escuela. Estar al tanto de lo que pasaba en el mundo era importante para mis padres porque sus experiencias les habían enseñado lo interconectado que estaba todo. Su diáspora era inherentemente cosmopolita y comunitaria. Seguían tanto la actualidad global como la local. Era natural que yo me sintiera atraída por el periodismo.
-El periodismo de calidad, especialmente el visual, requiere una inversión significativa. ¿Cómo equilibra la necesidad de crear experiencias digitales únicas con la sustentabilidad del modelo de negocio de los medios?
-No creo que el periodismo visual necesariamente requiera más inversión que otros tipos de periodismo. Pero dónde invertir depende de las prioridades de la organización y, a menudo, de las preferencias de la dirección. Por ejemplo, si el negocio necesita reducir la pérdida de suscriptores o quiere llegar a nuevas audiencias, entonces el periodismo visual puede ser un buen lugar para experimentar con proyectos de engagement o formatos nativos para distintos públicos. En ese caso, si tenés financiamiento para seis puestos editoriales, ¿contratás a seis periodistas experimentados o a una combinación de habilidades distintas necesarias para cumplir esos objetivos estratégicos? Por eso creo que deberíamos ver a más “híbridos” visuales y digitales en roles de toma de decisiones, para que puedan aportar perspectivas diferentes sobre la estrategia y las prioridades de la redacción.
MINI BÍO• Formación. Nacida y criada en el East End de Londres, es licenciada en Literatura, Lingüística e Historia por la Universidad de la Sorbona (París). Realizó prestigiosas becas y residencias: Sulzberger Fellowship en la Universidad de Columbia (2008), John S. Knight Fellowship en la Universidad de Stanford (2014) y MacDowell Residency (2024).
• Carrera. Fue editora y directora global de visuales en The Wall Street Journal, a cargo de experiencias digitales únicas y de la producción visual diaria (visualización de datos, fotografía, cartografía, 3D, diseño e ilustración) en múltiples plataformas. Ocupó roles de liderazgo en The Knight Foundation, The Associated Press y Condé Nast. Ex presidenta de la Online News Association (ONA) y asesora de los directorios del Tow Center for Digital Journalism (Universidad de Columbia) y del programa de Journalism + Design de The New School. En la actualidad es entrepreneur in residence en el Brown Institute for Media Innovation de Columbia y profesora en la Craig Newmark Graduate School of Journalism (CUNY). Autora de Beneath the Same Stars, obra sobre libertad y autonomía femenina frente a roles culturales tradicionales.