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Un arquitecto y su mujer pusieron manos a la obra para levantar esta casa sensacional en medio del bosque

“Lo que hizo posible que con mi familia pudiéramos vivir acá de modo permanente fue la inauguración de un ferry que conecta la zona con el centro de Seattle en menos de cuarenta minutos”. El...

“Lo que hizo posible que con mi familia pudiéramos vivir acá de modo permanente fue la inauguración de un ferry que conecta la zona con el centro de Seattle en menos de cuarenta minutos”. El que habla es el arquitecto Jon Gentry, al frente del estudio GO’C junto con su colega Aimée O’Carroll, con quien proyectó la personalísima obra que vamos a recorrer hoy. “Eso me permite ir al estudio dos o tres veces por semana para ver clientes y tener una rutina más o menos estable de ‘retiro en el bosque’, abocada al dibujo y el diseño el resto de los días”.

En la lista de obras realizadas por el estudio, la casa de Gentry figura como The Rambler -uno de los nombres posibles en Estados Unidos para las de una sola planta, techo plano, interiores poco compartimentados y conectados con el paisaje- y se levanta dentro de un terreno familiar muy querido que compraron hace décadas los abuelos de su mujer, la cantautora Lydia Ramsey.

Una obra en colaboración

“Esta casa fue una verdadera obra en colaboración: más de 30 amigos y proveedores locales conocidos hicieron desde muebles de obra y alacenas a medida hasta vajilla de cerámica. El constructor más importante fue Sparrow Woodwork, con quienes trabajamos desde hace años. Ese elemento de confianza mutua nos permitió un nivel de trabajo artesanal y de experimentación que no siempre es posible cuando se trabaja para un cliente".

Entre muchas otras cosas, Jon Gentry y su mujer se encargaron ellos mismos de limpiar el terreno, instalar las claraboyas y las mesadas, y hasta del encofrado de hormigón para la platea y la chimenea, que es el alma del living.

“Mucho del material viene del terreno, como varios árboles que aserramos y trabajamos ahí mismo. Por ejemplo, pino Douglas que usamos para los tablones que revisten los cielos rasos y los estantes; o cedro, con el que hicimos la puerta de entrada y los cercos, por ejemplo. Como la carpintería de Sparrow Woodwork están tan cerca, ‘caía’ seguido a intercambiar ideas sobre algún boceto. Invariablemente, de esas charlas surgieron soluciones superadoras", recuerda Jon Gentry.

“Diseñamos perfiles especiales para los tablones del cielo raso que permiten colocar luminarias embutidas completamente al ras”.

“La casa no es demasiado grande, pero se siente grande porque se diseñó abierta al paisaje. En verano, las puertas corredizas están abiertas la mayor parte del día, hacemos muchas reuniones que toman el deck y también el techo, para mirar las estrellas. Los inviernos son más tranquilos, concentrados alrededor de la chimenea, pero siempre estamos vinculados con el bosque”.

El rincón que convoca

En un primero momento, Jon y Lydia consideraron hacer un estudio cerrado donde ella pudiera componer y ensayar, pero más tarde decidieron que ocupara un extremo del living, para que todos disfrutaran de su música, incluyendo a sus amigos.

The Rambler fue premiada, entre otros, por el Instituto Norteamericano de Arquitectos (AIA) a nivel local y nacional. Los jurados destacaron una construcción de metros discretos y espíritu expansivo, la integración de la arquitectura con el paisaje y, especialmente, el trabajo colaborativo. “Es un proyecto que demuestra que aun con un presupuesto acotado, como fue nuestro caso, una casa puede contener aspectos artesanales, tener la solidez de la permanencia y propiciar el disfrute”.

El esfuerzo conjunto le dio a la casa una sentido extra. No solo está diseñada. sino también hecha por una comunidad de personas profundamente vinculadas con este lugar.

La entrada principal, al centro

Si bien el extremo de la casa donde está el área social es un ingreso natural e informal a la casa, en el centro del “rectángulo” que conforma su volumen está la entrada principal, desde donde se puede ir al living-comedor-cocina o, por el contrario, al estudio de Jon y la suite.

Cuando la puerta se abre, la vista atraviesa la casa. La escalera que se ve al otro lado del pasillo lleva a la azotea, un verdadero observatorio de estrellas y, pronto, sede de una huerta en cajones.

“El revestimiento de madera, que acá es muy común, se deteriora rápidamente en el clima húmedo de Seattle, mientras que el ladrillo envejece muy bien. Usamos ladrillo oscuro y texturado colocado con juntas profundas para acentuar el carácter artesanal de la construcción y sumarle desde ahí también un efecto táctil.

Una inmensa puerta pivotante hecha a medida cierra la parte más privada de la casa, que también incluye el estudio de Jon, no solo la suite.

En toda la casa se repite la combinación de pisos de cemento pulido, paredes pintadas a la cal y cielo raso de tablones de pino Douglas.

Afuera y adentro

“Los muros de hormigón se realizaron con un sistema de encofrado especialmente diseñado junto a un especialista local: utilizamos varillas roscadas de acero inoxidable y acopladores que permitieron lograr un acabado limpio y sofisticado. Hasta la ducha exterior resultó de esas colaboraciones in situ. Hice un boceto y un plomero de la zona pasó una tarde con nosotros calentando, doblando y soldando un caño de bronce con el que creó una pieza única”.

“El ladrillo ancla la casa, pero quisimos que la fuera “disolviendo” en el paisaje con las paredes semitransparente en cada extremo que cierran un estar al exterior semicerrado, protegido y privado, pero no aislado".

“Este leñero/rinconcito para un whisky fue un gusto que me di; es un muy buen lugar para tomar algo charlando con un amigo. Cuando cae el sol, la trama de ladrillos hace que se refleje la luz como si fuera la de una esfera de espejos en una disco”, dice Jon con humor.

 

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-living/un-arquitecto-y-su-mujer-pusieron-manos-a-la-obra-para-levantar-esta-casa-sensacional-en-medio-del-nid02102025/

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